Entre los factores de riesgo sobre el panorama para las finanzas públicas en 2024, destaca que se pudiera  materializar una recesión en los Estados Unidos, debilitando al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en México y, con ello, los ingresos del Gobierno Federal, advirtió el Grupo Financiero Ve por más (Bx+).

Adicionalmente, se pudieran presentar presiones al gasto por los programas sociales, sobrecostos de obras insignia y más apoyos a paraestatales así como una relajación de la disciplina fiscal ante el ciclo político-electoral y un menor descenso en la inflación y en las tasas de interés. 

El análisis sobre el Paquete Económico 2024, que incluye los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la Iniciativa de Ley de Ingresos (ILIF) y el Proyecto de Presupuesto de Egresos (PPEF), señala que las prioridades del Paquete son similares a las de años previos: programas sociales, inversión en obras insignia y responsabilidad fiscal. 

Los especialistas de Bx+, Alejandro Javier Saldaña Brito, Marisol Huerta Mondragón, Eduardo López Ponce, Elisa Alejandra Añorve Vargas, Ángel Ignacio Iván Huerta Monzalvo y Gustavo Hernández Ocadiz, señalaron que los ingresos crecerán poco, donde el alza en los no petroleros se explica por el crecimiento económico, pero los petroleros se verán disminuidos por menores precios del crudo.

Por su parte, se estiman crecimientos en el gasto programable y no programable. Así, se produciría un mayor déficit y nivel de endeudamiento. De esta manera,  se espera un déficit presupuestario y primario por 1.7 billones  y 400 mil millones de pesos, respectivamente, superando lo previsto para 2023. 

A su vez, el nivel de endeudamiento, representado por el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) como proporción del  del Producto Interno Bruto (PIB) subiría de 46.5 en 2023 a 48.8 por ciento en 2024. 

Se estima que los ingresos calculados en 7.3 billones de pesos crezcan 0.8 por ciento a tasa real, impulsados por los no petroleros, que a su vez reflejan el crecimiento del PIB y menores estímulos a gasolinas. Así, se compensaría el descenso en ingresos petroleros, por menores precios estimados del crudo. 

Se prevé que el gasto de 9.0 billones de pesos crezca 7.8 por ciento real, con alzas en el programable y el no programable. En el primero, se sigue notando la concentración y presión en el rubro social (pensiones, becas), y se priorizará la inversión para concluir las obras insignia (refinería, tren, corredor interoceánico). En el segundo, el alza se explica por el costo financiero. 

Se mantendrá la estabilidad fiscal

Los expertos consideraron altamente probable que la administración mantenga cierta estabilidad fiscal en su último año de gobierno. “Podría argumentarse que es posible que la Secretaría de Hacienda esté sobrestimando los ingresos para el próximo año, ya que crecimiento del PIB se encuentra muy por encima de nuestras previsiones y las del consenso de analistas, y la plataforma petrolera considerada es ambiciosa”. 

Sin embargo, aclararon, que ello podría compensarse por la posibilidad de un excedente petrolero, puesto que el precio de la mezcla presentado está muy por debajo de lo inferido en los futuros; y por una sobrestimación del costo financiero, derivado de que se prevé que las tasas de interés bajen muy poco el próximo año. 

Aunado a la estabilidad fiscal, el país cuenta con un banco central autónomo, una sólida posición externa, y una economía relativamente grande y diversificada.

Por lo tanto, en ausencia de sorpresas, se vislumbra poco probable que el perfil crediticio del soberano pierda el grado de inversión el próximo año. Esto, incluso considerando la previsión de un ligero incremento en el nivel de endeudamiento. 

En el último paquete del gobierno actual se hace expresa la importancia que tienen para la presente administración los apoyos sociales y las obras de infraestructura en el Sureste del país, así como una política de responsabilidad hacendaria.