Se espera que en el presente año, el crecimiento económico sea de 1.6 por ciento y para 2025 se desacelere a la mitad a 0.8 por ciento, de acuerdo con las últimas estimaciones del Banco Base.
Al presentar sus Perspectivas Económicas, Gabriela Siller economista en Jefe de Banco Base, prevé que la inflación cierre 2024 en niveles de 4.42 por ciento todavía por arriba de la meta del Banco de México de 3 por ciento más/ menos un punto porcentual.
Entre los factores que pudieran impulsar a la inflación destacan: Aumento en costos laborales; Inseguridad pública; Apagones; Alto déficit presupuestario e Inflación de Estados Unidos.
Con respecto a la tasa de interés, explicó, que la expectativa de Banco Base es que al final de 2024 se ubique en 10.25 por ciento.
Siller Pagaza advirtió, sobre los principales riesgos internos como la incertidumbre provocada por la elección presidencial y del Congreso de la Unión en junio, y la transición de poder en octubre.
Además de la incertidumbre política y económica que va de la mano con estos procesos, existe el riesgo de un deterioro en la gobernanza, que se considera el freno más importante para el crecimiento.
Otros riesgos son la posibilidad de que la falta de infraestructura en la distribución y transmisión de energía eléctrica y disponibilidad de agua frenen el crecimiento de la inversión fija.
Así como el alto déficit presupuestario para 2024, que pone presión a las finanzas públicas para los próximos años, particularmente con el aumento para la razón deuda-PIB, que se estima que cerrará el año por encima de 50 por ciento.
Entre los riesgos externos sobresalen las elecciones presidenciales y del Congreso en Estados Unidos, que se llevarán a cabo en noviembre del año en curso.
Recordó, que en elecciones anteriores, México ha sido un tema importante en el debate público entre candidatos, y en ocasiones, como lo fue en las elecciones del 2016, el país fue presentado como un adversario económico para Estados Unidos.
Por otro lado, la guerra en Medio Oriente sigue siendo una amenaza para la producción de energéticos y puede elevar los costos de transporte marítimos.
Un escalamiento podría causar disrupciones en las cadenas de suministro y un alza en precios internacionales de los energéticos.
Un escalamiento del conflicto podría limitar la producción de países como Irán y la distribución de energéticos al resto del mundo. Lo anterior, podría generar presiones inflacionarias y frenar el crecimiento económico, alertó.