Es una herramienta pero no sustituye lo que decidimos las personas
Se habla mucho de las bondades y riesgos de la Inteligencia Artificial (IA) pero en múltiples ocasiones estamos usándola y ni siquiera somos conscientes de ello. Amparo Alonso Betanzos, ex presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial (AEPIA), explica que aunque es complicado decirlo porque tiene muchas sub-áreas, pero hay, básicamente, dos formas de poder enfocar la inteligencia artificial. Citada por la BBC News Mundo, la catedrática de Ciencias de la computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de da Coruña (España) y adjunta al rector para temas de IA, señala que una es la simbólica, la vieja IA, donde los conocimientos los adquirimos de los expertos en el campo, es mucho más transparente pero no es escalable.
La otra, la IA que tenemos hoy en día, está basada en datos. Para poder derivar el conocimiento lo que se hace es alimentar el sistema con datos de un campo determinado, el sistema aprende de esos datos y extrae los patrones. Es capaz de generalizar, de predecir, etc. en muchas áreas, desde el lenguaje natural, la visión artificial o el aprendizaje automático.
Hay modelos donde el proceso se hace por el razonamiento basado en el aprendizaje profundo con redes neuronales con muchas capas que acaban aprendiendo esos datos. Pero hay otros modelos como el razonamiento por refuerzo u otros tipos que pueden ser usados para aprender y derivar conocimiento a la IA. Daniela Rus, autora del artículo “Rise of the robots: are you ready?” (Ascenso de los robots: ¿estás listo?) publicado en el diario Financial Times, afirma: “Creo que la gente le tiene miedo a lo que no entiende. En este momento, pareciera que estas nuevas tecnologías en torno a los modelos de lenguaje tuviesen poderes sobrehumanos”.
En una conversación con BBC News Mundo, Rus señala que la IA ayuda a la recopilación de datos que te apoyan a llegar a un lugar o a conocer lo que los clientes de un determinado mercado necesitan “Si usas Waze, Google Maps o cualquier otra herramienta de navegación, ya estás usando IA porque todas las estadísticas y predicciones para conducir de un lugar a otro utilizan esa tecnología”, señala Rus.
Google se ha convertido en una de las compañías que más usos le está dando a esa herramienta. El servicio también ayuda a los conductores a encontrar rutas más eficientes para llegar a sus destinos. La IA rompe barreras idiomáticas al permitir hacer traducciones automáticas. Si alguna vez has usado el Traductor de Google, también has utilizado la IA. “El Traductor de Google utiliza el reconocimiento óptico de caracteres para descifrar las palabras y un sistema de traducción que ha sido entrenado con millones de ejemplos de traducciones existentes en la web”, explica la compañía en el artículo “13 maneras en que usas la inteligencia artificial en tu vida diaria” publicado en su blog.
Además “puedes entablar una conversación con ayuda del asistente de Google en más de una decena de idiomas”. Daniela Rus profesora de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación y directora del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial (CSAIL) del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), afirma que las tecnologías de traducción forman
parte de lo que se conoce como el campo de procesamiento de lenguaje natural o modelos de lenguaje extenso.Ese tipo de tecnología toma “una gran cantidad de datos” que pueden ser textos o de otro tipo.
En el caso del procesamiento, generación y traducción de textos, lo que hace la tecnología es analizar ejemplos de textos anteriores, del orden de las palabras y luego, parecido a como sucede con las imágenes, usa datos del pasado para predecir cuál será el siguiente texto en una secuencia. Y para ayudarnos a comprender mejor cómo funcionan, la experta nos invita a pensar en imágenes. Si quieres tener un sistema de inteligencia artificial que pueda reconocer automáticamente los objetos que tienes a tu alrededor, como un celular, una estantería o una silla, necesitas darle muchos ejemplos de ellos, enfatiza. “La herramienta no está al nivel de hacer cosas por ti o de tomar decisiones por ti”.
“La podemos usar como una especie de asistente al que le planteamos tareas, como estudiar minuciosamente grandes cantidades de datos, y luego la herramienta nos hace sugerencias”, pero “somos nosotros, las personas”, quienes decidimos qué hacer.